Pese a la larga trayectoria que la psicología humanista ha mantenido en un importante número de Universidades Norteamericanas, la presencia de esta corriente en las universidades de nuestro país se encuentra relegada, en la mayoría de ellas, a referencias testimoniales, y a la descripción sintética de sus representantes y sus principales ideas en el contexto de alguna asignatura.
Así pues, mientras que en Estados Unidos y Canadá la denominada tercera vía de la psicoterapia se ha ido abriendo camino, desarrollando sus postulados e investigaciones, en el contexto español, los psicoterapeutas humanistas se han visto obligados a generar sus propios espacios de formación a partir de sus propias asociaciones al margen de la academia, con un gran esfuerzo de autogestión.
El recelo existente, entre muchos responsables de la formación de los psicólogos del Estado, ha podido proceder de la influencia que determinadas actuaciones lideradas en el pasado por algunos terapeutas vinculados al movimiento humanista, en lo que Ramón Rosal (Instituto Erich Fromm de Psicología Humanista) acostumbra a denominar la “etapa adolescente del movimiento”.