25 September 2008
Bilbao Campus
'El ocio en la Roma Antigua' y 'El ocio en la Grecia clásica' descubren que hay elementos primitivos análogos en los sustratos rurales de Grecia y de Roma como, por ejemplo, el sentido mágico-religioso de la fiesta y el espectáculo. Ambos mundos, por otro lado, aportan a la cultura europea un concepto de ocio cultivado que, aunque toma unas características especiales en cada caso, recuerdan procesos similares a los que se viven en los países más desarrollados.
En estos trabajos, los investigadores también han encontrado posturas críticas ante un ocio de masas impuestos, que el pensamiento antiguo juzga con dureza desde muy pronto y lo intenta controlar anteponiendo la cultura a la civilización. El tópico ocio 'pan y circo', asociado al periodo de decandencia de la antigua Roma, puede ser un ocio alejado del nuestro en las formas, pero menos en el fondo. Los interrogantes que plantearon los intelectuales que vivieron el esplendor romano no distan demasiado de los que pudiéramos formular hoy, de modo que en sus preguntas y respuestas hallamos pautas para responder las paradojas de nuestro tiempo. En este sentido, el ocio que vivimos hoy tiene una importancia semejante a la que tuvo en el Imperio Romano, donde fue tanto un motivo de identificación como un vehículo excepcional de difusión cultural. Incluso nuestro mundo global se vislumbra aquí a través de los problemas que debió encarar el mayor imperio de la antigüedad.
En relación con el concepto del ocio, el análisis del pensamiento griego da testimonio de que sus filósofos descubrieron las características esenciales del ocio: libertad, gratuidad y satisfacción. Los estudios modernos han confirmado estos supuestos, aunque a menudo desconocen el sentido que tuvieron en su origen. Esta aclaración es una primera aportación que debemos al ocio clásico. Los pensadores romanos, por su parte, añaden una preocupación ética que enriquece la lectura del concepto desde la alteridad y el bien común. Así, si bien el ocio griego se manifiesta como un ocio individual, el romano es, ante todo, un ocio social. Esto será así al menos hasta que Galba, contra lo que había sido la opinión de Cicerón o Séneca, se atreve a liberar al 'otium' de la moral social afirmando que: 'Nadie está obligado a rendir cuentas de su ocio'.
En cuanto al ocio lúdico, el trabajo demuestra la continuidad que existe en el juego tradicional de los niños en toda la cultura europea. Grecia es la clave para entender el sentido del deporte y su incidencia en el desarrollo humano y la educación. La investigación llama la atención sobre la pérdida de este horizonte, que se produce cuando la competición se olvida del ser humano y se vuelca en el espectáculo.
Por lo que se refiera al ocio y participación, la investigación explicita cómo el cambio de un ocio activo a uno pasivo resulta determinante en la transformación de los valores y la sensibilidad de los ciudadanos. Se destaca la diferencia entre el ocio que implica directamente a las personas y pretende potenciarlas como sujetos libres y democráticos (Grecia) y el ocio que satisface los deseos de las personas, limitando su participación social al disfrute de recursos y espectáculos (Roma).
Las fiestas tradicionales de la cultura europea tienen su raíz en Grecia y Roma. El estudio muestra este hecho, analizando su influencia en las fiestas de invierno y primavera, así como en los calendarios y modos festivos. También se señala el proceso de transformación posterior al adaptarse a la cultura cristiana. Apenas se ha estudiado la aportación de Roma al desarrollo de un ocio en contacto directo con la naturaleza y los entornos clásicos. La investigación profundiza en estos temas, junto a los parques y jardines, viajes de placer y el ocio urbano.
Los resultados de estas investigaciones son una llamada de atención sobre la importancia de las raíces originarias, pero no se limitan a iluminar aspectos desconocidos de la historia de nuestro ocio, sino que también plantean interrogantes sobre el ocio que vivimos y la trascendencia de este fenómeno en el siglo XXI. Las aportaciones encontradas tanto en 'El ocio en la Roma antigua' como en 'El ocio en la Grecia clásica', ayudan a revivir momentos de la humanidad cargados de profundos cuestionamientos que nos siguen interrogando hoy. Junto a ello, proporcionan conocimientos y herramientas para reflexionar y aprender del pasado, a fin de evitar el sinsentido de la diversión por la diversión.