Una investigación de Deusto evidencia la importancia de incluir la perspectiva de género en el tratamiento de adicciones comportamentales en mujeres

La adicción en muchos casos es un efecto secundario de situaciones ligadas a comportamientos marcados por los roles de género. El estigma social y la vergüenza son elementos que frenan a las mujeres a solicitar ayuda.

Laura Macía, Miren Elgarresta y Ana Estévez

15 julio 2024

Campus Bilbao

Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer presentó el 15 de julio el estudio “Evaluación desde la perspectiva de género en adicciones con sustancia y comportamentales”, llevado a cabo por el equipo de investigación que lidera Ana Estévez Gutiérrez en el departamento de Psicología de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Deusto, y que está compuesto por Laura Macía, Milena López, Itziar Gandarias, Paula Jauregui y Janire Momeñe. Este estudio, resultado de la beca que concede Emakunde a trabajos de investigación en Igualdad de Mujeres y Hombres, busca aportar evidencia científica para visibilizar las adicciones en mujeres, tanto las relacionadas con sustancias como las comportamentales, y la inclusión de la perspectiva de género en la materia.

La directora de Emakunde, Miren Elgarresta, destacó la conveniencia de esta investigación por constatar la relación existente entre el impacto de las desigualdades de género y las adicciones comportamentales. Aludió a “los malestares de género” como generadores en muchos casos de distintos comportamientos adictivos en las mujeres. En la investigación, por ejemplo, las mujeres nombran entre los malestares el sentimiento de soledad, estados de depresión y el estrés por la carga desigual de los cuidados.

Según las autoras del informe, la estigmatización social de la adicción, el prejuicio de la mujer adictiva o las falsas creencias de adicciones según el sexo explican la tardía introducción de la perspectiva de género en este campo de la psicología. El estudio destaca que en adicciones a sustancias se va integrando paulatinamente la perspectiva de género, especialmente, en el consumo de alcohol, pero las adicciones comportamentales – entre ellas, el juego de azar, los videojuegos, la compra compulsiva, etc. – son un campo donde la introducción de la perspectiva de género todavía es muy reciente.

El informe incorpora dos investigaciones paralelas y complementarias. Por un lado, a través de la metodología Delphi, en la que participan personas expertas, se determinan los instrumentos o ítems a los hay que recurrir para la evaluación de mujeres que presentan conductas adictivas comportamentales. Y se corrobora que hombres y mujeres no presentan el mismo patrón de características, evolución o consecuencias de las conductas adictivas.

La segunda investigación se basa en un estudio cualitativo de mujeres con adicciones, tanto a través de entrevistas como con grupos de discusión. Las conclusiones evidencian que la adicción de estas mujeres es un efecto secundario de situaciones complejas ligadas a comportamientos marcados por los roles de género, como la carga de los cuidados. Además, el estigma social y la vergüenza son elementos que frenan a las mujeres a solicitar ayuda.

Como se demuestra en ambos estudios, el equipo de investigadoras concluye que la perspectiva de género y la inclusión de la mirada de las mujeres es necesaria en las adicciones comportamentales. Y concretamente se incide en la necesidad de crear o adaptar la metodología, las intervenciones, los tratamientos, así como los programas de prevención en mujeres. Las autoras instan a las instituciones a tener en cuenta las experiencias de las mujeres, escucharlas y poder despojarlas del estigma y vergüenza social.