Su arraigo en la tradición cristiana le lleva a creer que la fe en Dios, además de dar sentido a la vida, inspira y estimula un conocimiento cada vez más profundo y crítico de todo proceso cultural verdaderamente humano. Reconoce, a la inversa, que la cultura, la ciencia y la tecnología ofrecen instrumentos valiosos para actualizar la comprensión del mensaje cristiano. Todo ello la convierte en un lugar de encuentro y de diálogo entre la fe y el saber, entre la esperanza trascendente y la búsqueda de un futuro más humano para todos. En eso hace consistir principalmente su condición de Universidad de la Iglesia.
Al mismo tiempo la Universidad de Deusto se sabe asociada, desde su origen, a la misión de la Compañía de Jesús. Se inserta así en una red universitaria de alcance mundial y en una tradición pedagógica centrada en la persona como valor preeminente. Comparte asimismo en nuestros días la persuasión de que el servicio a la fe conlleva la promoción de la justicia. Por ello se compromete, mediante una reflexión sobre la cultura y en diálogo con los agentes sociales, a hacer oír su voz dondequiera que el hombre y la sociedad comprometen su futuro; en concreto, en el respeto a la vida, en la implantación universal de los derechos humanos, en la justa distribución de los bienes, en el cultivo de la paz y en la salvaguarda de la naturaleza.
Dentro del horizonte universal de los saberes y del interés general por lo humano, característicos de la universidad, la de Deusto se siente particularmente próxima a la sociedad vasca, a la que quiere servir como institución universitaria, tanto en sus necesidades culturales, como en el desarrollo social, técnico y económico a todos los niveles.
La primacía de la persona hace, por fin, que esta Universidad conciba la vida universitaria como una comunidad de hombres y mujeres que se esfuerzan por brindar un modelo de convivencia en el que el diálogo respetuoso facilite relaciones de colaboración y amistad.