¿Por qué el Beato Francisco Gárate sigue contando con un gran número de simpatizantes y devotos en los más apartados lugares a pesar de que han pasado ya 32 años desde su beatificación el 5 de octubre de 1985?
Son varias las explicaciones que se pueden formular. Se piensa que en estos tiempos tan complejos la sencillez, la bondad, la sonrisa, la honradez, la actitud de servicio, el desinterés de Francisco Gárate nos llevan a pensar en la posibilidad de una sociedad más humana, en la que vuelvan a florecer ciertos valores quizá olvidados o menospreciados.
Francisco Gárate con sus brazos abiertos, su tolerancia, su afecto hacia los más necesitados nos da nuevos motivos para darle a nuestra sociedad un mayor espíritu de convivencia, de dialogo. Francisco Gárate, sin haber acometido nunca grandes obras, sin haber destacado por sus intervenciones en la opinión publica demuestra que la verdadera santidad cristiana, vivida en una existencia normal, puede estar al alcance de cualquier hombre o mujer que cree en los valores del evangelio.
No nos contentamos con que Francisco Gárate haya sido proclamado Beato. Deseamos que su ejemplo y veneración se extiendan a la iglesia universal, al más alto nivel, proclamándolo santo. Para ello nos proponemos seguir pidiendo su intercesión en nuestra vida cotidiana, en todo género de necesidades, y esperamos que un día podamos contar con algún hecho extraordinario que sea la señal definitiva para proclamarlo santo. En todo caso, con su intercesión en situaciones particularmente difíciles o en los pequeños acontecimientos de nuestra vida de cada día creemos que el Beato Francisco Gárate puede estimularnos a vivir cada vez mejor nuestra fe cristiana.