Exposición fotográfica sobre la figura del Padre Arrupe

El campus de San Sebastián de la Universidad de Deusto acoge a partir del día 7 de enero y hasta el 28 del mismo mes "La mirada de Arrupe", una exposición fotográfica sobre la vida de Pedro Arrupe. La muestra refleja la personalidad y la visión de este jesuita universal, que llegó a ser portada de la norteamericana revista Time o del semanario alemán Der Spiegel. La exposición está compuesta por una selección de 87 imágenes que muestran distintos momentos de su vida.Noticias

07 enero 2008

Las fotografías, en su mayoría en blanco y negro, de gran calidad artística y/o informativa proceden de archivos públicos y privados. Concretamente del archivo de la Curia Generalicia en Roma, de agencias internacionales y de colecciones particulares como las de los miembros de las familia Arrupe y Gondra, que conservan material de la infancia, juventud y generalato de Arrupe.

La muestra itinerante, que se inauguró el 13 de diciembre de 2007 en el Museo de Bellas Artes de Bilbao con motivo del centenario del nacimiento del Padre Arrupe, recorrerá este año 2008 diversas ciudades y salas.

Arrupe fue un hombre de una gran fotogénia y objetivo frecuente de fotógrafos y reporteros gráficos, estos no solo trataron de fijar su imagen como superior general de los jesuitas sino de captar el misterio de su mirada. Una mirada penetrante e incisiva que siempre interpelaba sin intimidar.

La Compañía de Jesús conmemoró, el pasado año 2007, el Centenario del nacimiento del carismático Padre Arrupe, considerado como uno de los grandes protagonistas de la vida social y religiosa del Siglo XX, y sin duda, un hombre adelantado a su tiempo. El Padre Arrupe supo describir el mundo -o el ?caserío planetario?, como él lo denominaba-, de un modo que aún hoy en día tendría plena vigencia. Llegó a ser el segundo vasco en ostentar la máxima representatividad de la comunidad jesuita mundial ?después de S. Ignacio de Loyola?, como Padre General de los jesuitas entre 1965 y 1983. Como uno de los bilbaínos de mayor relevancia de la historia, fue nombrado Hijo Predilecto de la Ciudad en 1965.

Padre Arrupe: Un bilbaíno General Superior de la Compañía de Jesús

El 14 de noviembre del año 1907 nace en la bilbaína Calle de la Pelota Pedro Arrupe, jesuita que llegó a ser Superior General de la Compañía de Jesús entre 1965 y 1983. Hijo de uno de los fundadores de la Gaceta del Norte y ejemplar estudiante de medicina, fue condiscípulo del Premio Nobel Severo Ochoa.

Pedro Arrupe dejó sus estudios de medicina, muy a pesar de las insistencias de su profesor y del que fuera presidente del gobierno de la república, Juan Negrín, que hizo todo lo posible para no perder a un alumno tan brillante. Impactado por las experiencias vividas durante sus años de estudiante con los pobres en Vallecas y tras un viaje a Lourdes, el Padre Arrupe dejó la facultad de Medicina e ingresó en la Compañía de Jesús para ser médico de almas más que de cuerpos.

Una década después fue destinado a EEUU, donde se solidarizó con los presos de las cárceles norteamericanas a los que visitaba con frecuencia. Ya en Japón, su segundo destino trabajó en la parroquia japonesa de Yamaguchi, y más adelante estuvo al frente del noviciado de Hiroshima, lugar donde fue testigo de la explosión de la bomba atómica en 1945, lo que le llevó inmediatamente a convertir el noviciado en un hospital de emergencia. Años más tarde, el Padre Arrupe escribió un libro sobre esta experiencia titulado: "Yo viví la bomba atómica", un auténtico best-seller de la época.

Elegido General de la Compañía de Jesús en el año 1965, ejerció durante 18 años como sucesor de Ignacio de Loyola,siendo el segundo vasco general de los jesuitas en toda la historia. Durante sus años de superior general, participó activamente en la Renovación de la Iglesia Católica al dictado del gran Concilio Vaticano II. Renovación que sigue teniendo en el pensamiento y en los escritos de Arrupe, un referente imprescindible.

El Padre Arrupe ejerció una actividad incansable: viajó por los cinco continentes, promovió la fe y la justicia, impulsó el diálogo con los no creyentes, creó el Servicio Jesuita a los Refugiados y trabajó activamente por cambiar las estructuras sociales en busca de una sociedad más justa y solidaria.

En agosto de 1981, tras regresar de un viaje por distintos países de Asia, adonde había ido para visitar a los refugiados camboyanos, sufre una hemiplejía que le incapacita para su labor. Después de casi diez años de dolorosa inactividad muere el 5 de febrero de 1991, en la casa generalicia de los jesuitas en Roma.