El rector Juan José Etxeberria, en su mensaje navideño, invita a agradecer todo lo que somos y compartimos mirando con ojos atentos y generosos a las necesidades de otras personas

Juan José Etxeberria

20 diciembre 2024

Campus Bilbao

El rector Juan José Etxeberria ha aprovechado estas fechas navideñas para agradecer todo lo que somos y compartimos, una gratitud que “en la espiritualidad ignaciana es mucho más que un gesto; es una forma de reconocer todo el bien que hemos recibido y descubrir en ello la acción de Dios en nuestras vidas”. Y en el caso concreto de Deusto, es la oportunidad de reconocer el valor de lo que “construimos juntos y de agradecer el vínculo que nos une”.

Para ilustrar este mensaje, el responsable universitario ha rememorado una historia que hace poco escuchó y que, en su opinión, refleja muy bien el espíritu de la Navidad. Se trata de un pequeño pueblo donde, cada año, durante estas fechas, sus habitantes se reúnen para encender una gran hoguera en el centro de la plaza. Lo hermoso no es sólo el fuego que ilumina la noche, sino que cada persona participa llevando un pedazo de leña. Algunos traen grandes troncos; otros, ramas pequeñas. Lo importante es que todos aportan algo. Y cuando la hoguera arde, es indiferente el tamaño de cada contribución: juntos crean una luz y un calor que cobijan a toda la comunidad.

La Navidad también llama a la “esperanza y compromiso”. Según el rector, la historia del nacimiento de Jesús, que inspira estas fechas, recuerda que incluso de lo más humilde, como un pesebre, puede nacer la esperanza de un mundo nuevo. “Esta narrativa nos invita a reflexionar sobre la llegada de la paz y la esperanza, y a reconocer que nuestro trabajo, aunque a veces imperfecto, forma parte de un proyecto mucho mayor, de una hoguera que chisporrotea en el corazón de nuestra misión: servir a la sociedad y construir un futuro más justo y lleno de posibilidades”.

Asimismo, Juan José Etxeberria apela a la “generosidad y cercanía” porque la Navidad invita a mirar a nuestro alrededor con ojos atentos y generosos, dispuestos a reconocer las necesidades de quienes nos rodean. Y es un tiempo también para acoger a los desplazados, a quienes no tienen hogar, a las familias que caminan a la intemperie, como aquella familia de Belén formada por María y José. Al respecto, recuerda que solo en Bizkaia hay más de dos millares de personas sin hogar, el 80% migrantes. Por todo ello, es “un tiempo para estar atentos a las necesidades de estas personas y para ser generosos con lo que tenemos, para tener un corazón compasivo”.

Y es que este espíritu de acogida y generosidad tiene, según el rector, “la capacidad de iluminar y dar calor a nuestras vidas. Permite así que la universidad que somos expanda su misión más allá de nuestro círculo inmediato”. Añade que la Navidad nos invita a iluminar las sombras de quienes más lo necesitan y asegura que “podemos transformar este tiempo de celebración en una verdadera oportunidad para compartir y construir una comunidad más unida, compasiva y llena de esperanza”. Espera, en este sentido, “que esta Navidad sea una ocasión para seguir aportando nuestra leña con gratitud, esperanza y generosidad por que juntos, somos más luz y más calor”.