Deusto nombra a sus nuevos vicerrectores, decanos y secretaria general de la Universidad

En su discurso, José María Guibert hizo un resumen sobre lo reflexionado en la asamblea de universidades jesuitas-IAJU celebrada del 8 al 12 de julio en Bilbao y ha subrayado el carácter de “la universidad como proyecto de transformación social” 

Noticias

17 julio 2018

Campus Bilbao

La Universidad de Deusto celebró el 17 de julio el acto de toma de posesión de su nuevos cargos. Entre las novedades, se incluye el nombramiento de los decanos de Deusto Business School, Álvaro de la Rica, y de la Facultad de Teología, Francisco José Ruiz Pérez S.J. En ambos casos son personas bien conocidas, el primero por haber ocupado durante seis años puestos de dirección en la Universidad y el segundo, aunque no dentro de la institución, sí la conoce bien pues ha sido canciller delegado de la Universidad de Deusto.

El nuevo decano de Teología también asume la delegación de Identidad y Misión. Ambas responsabilidades, según ha explicado el rector José María Guibert, son “puestos con mucha complejidad ideológica, llamados a generar, de modo compartido, una narrativa que resulte inspiradora para todos, integradora e ilusionante, que vaya formulando de forma renovada el valor humanista que aportamos como universidad”.

Las novedades se completan con la nueva secretaria general, Eider Landaberea, y el nuevo vicerrector de Relaciones Internacionales, Alex Rayón. “Dos áreas que parecen ser muy diferentes –ha señalado el rector- pero que en ambos casos representan la personalidad y la misión de Deusto. En la Secretaría General, organizando y canalizando procesos internos. Y en el Vicerrectorado de Relaciones Internacionales, respondiendo a desafíos globales o externos.”·

En esta ceremonia también renovaron sus cargos la decana de la Facultad de Derecho, Gema Tomás, y el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Eduardo Javier Ruiz Vieytez, que continuarán en sus respectivos decanatos.

 Paraninfo

Reflexiones sobre el papel de las universidades

El rector José María Guibert aprovechó este acto académico para reflexionar en voz alta sobre algunas cuestiones que cree importantes en nuestra vida universitaria. En concreto, recordó la asamblea internacional de la IAJU (International Association of Jesuit Universities), celebrada entre los días 8 y 12 de julio en Deusto, y recogió algunas de las ideas expresadas estos días, en particular por el P. General, Arturo Sosa, en algunas de sus intervenciones.

En su opinión, este encuentro ha confirmado el importante papel de ‘lo universitario’ en la misión de la Compañía de Jesús. “Con lo que hemos oído y leído estos días se confirma que se valoran las universidades como ámbitos muy propicios para llevar adelante la misión jesuita”, expresó. Resaltó también el papel de la universidad como testigo y actor, a la vez, de los procesos de cambio profundos y complejos de nuestra historia.

A su juicio, las universidades como lugares de trabajo intelectual requieren de esfuerzo y dedicación para atender las cuestiones que están fuera. Este proceso exige, según el rector, de la búsqueda permanente y un diálogo continuo que busca el bien común. Esta idea enlaza con otro mensaje que se transmitió mucho en estos días y es que la universidad tiene la misión de humanizar la historia. “Las instituciones jesuitas de educación superior espacios para dar luz ante la incertidumbre que genera un futuro que cada vez desconocemos más. El carisma ignaciano quiere inspirar esa labor, siendo parte de una fecunda tradición intelectual humanista, que está a su vez enraizada en la fe cristiana”, detalló.

En sus palabras, “se trata de mirar al mundo desde el amor y de dejarse afectar por el grito de los seres humanos que claman justicia, son víctimas o son despreciados o descartados o se les niegan sus derechos”. En un contexto así, “la Compañía de Jesús plantea el reto de hacer esfuerzos especiales para llegar con los programas formativos a desplazados y refugiados, a poblaciones geográficamente o socialmente alejadas y marginadas”, explicó.

La universidad, desde una lectura así de la realidad, se convierte en un proyecto de transformación social. En este sentido, los retos mencionados estos días giraron en torno a cuestiones como la reconciliación, la contribución a la justicia social, la desigualdad, la violencia, las migraciones forzadas, la discriminación racial, los autoritarismos y populismos, el deterioro del medio ambiente, la cultura digital y los cambios en el modo de pensar y relacionarse.

Reto a la creatividad e innovación

La Asamblea IAJU también constató que la universidad es un reto a la creatividad y capacidad de innovación de la tradición educativa de la Compañía de Jesús; y también un reto para la investigación que se realiza. En este marco, la universidad se ve como espacio de creación de conocimiento, de acompañamiento de procesos de formación humana y de presencia social activa. Una tarea que se ha de realizar de modo crítico, plural, aséptico y libre, pero, a la vez, “buscando un sentido y aportando valores como la justicia social, fraternidad, reconciliación, paz, dialogo intercultural e interreligioso o sostenibilidad ecológica”, puntualizó.

En relación con la secularización de la que es testigo la universidad, el rector Guibert aseguró que lejos de pensar que este fenómeno se aleja de la experiencia religiosa como tal, hay que verlo como una manera de renovarnos como comunidad y nos invita a pasar de los signos del poder y de lo establecido, al poder de los signos. Y así citó que acoger al inmigrante puede ser un nuevo signo de fe, o aceptar el diálogo con personas de otras culturas y religiones, o aceptar las distintas situaciones y formas de familia, o reconocer las personas por su fe y no por su orientación o condición sexual.

Otro mensaje que se transmitió en la asamblea es que la identidad de la universidad es lo que hacemos y aportamos ahora. “Nuestra experiencia de 'magis' es una invitación a no quedarnos tranquilos nunca, aunque lo hagamos bien. Es un mensaje de inconformidad, de búsqueda de mejora continua. Y una llamada a responder de modo creativo a los signos de los tiempos, desde unos valores concretos, desde un humanismo inculturado”.

Finalizó sus palabras con otra idea que ha surgido en la Asamblea y es que la universidad jesuita es un espacio de colaboración, que trabaja una cultura de la generosidad, que busca formas de discernimiento y planificación en común. En algunos casos, la colaboración se da entre personas que no comparten la misma fe pero sí muchos elementos de misión. Las historias vividas por cada institución siempre son complejas, pero juntos, dentro de cada institución y trabajando también con otros, se podrá avanzar mejor.

Discurso íntegro.