25 marzo 2025
Campus Bilbao
La Facultad de Teología celebró los días 25, 26 y 27 de marzo sus tradicionales Jornadas, que en esta edición abordaron el tema “Teología e Inteligencia Artificial”. A lo largo de tres días, el encuentro, coordinado por Vicente Vide, reunió a expertos de distintas disciplinas para reflexionar sobre las implicaciones éticas, antropológicas y teológicas que plantea esta tecnología, así como sobre sus desafíos y oportunidades para el progreso, el bien común y la visión cristiana del ser humano y del mundo.
El programa, que combinó sesiones presenciales y online, incluyó seminarios dirigidos a personas con formación teológica y mesas redondas abiertas al público. Un programa que, según palabras del decano de Teología Francisco José Ruiz, ha ayudado a fortalecer “nuestra consciencia del fenómeno de la IA” y a conocer más ese “mundo en construcción que son la IA y su entorno tecnológico, científico e ideológico”.
Un mundo, según lo entendido, “parece como si la cuarta revolución industrial operara la creación de una especie de exo-mundo en expansión continua”. Y es una expansión rápida, un punto vertiginoso, sin mucha cartografía aún y carente de límites claros. Por lo que, en su opinión, “no es extraño que, impactados por tanta novedad, acudamos a la distopía como el mejor término a mano para afirmar que no sabemos mucho de lo que nos viene”.
En este sentido, las jornadas han permitido reconocer algunos de los objetos tangibles e intangibles que pueblan, por el momento, ese exo-mundo. Son especialmente llamativos. Es un exo-mundo cargado de antropotecnias, máquinas que aprenden, algoritmos, datos cuantificables, computación, correlaciones, cajas negras, avatares, hologramas y bots. En palabras del decano: “es como un nuevo paraíso genesíaco, en el que se van poniendo nombres a los entes creados, en este caso, por el mismo ser humano. En el centro, como si fuera el árbol prohibido, se encuentra la singularidad, sobre la que pende el deseo de probar su fruto. Ese deseo apunta que estamos ante la posibilidad de adentrarnos en un mejoramiento ilimitado del ser humano, factible por la hibridación de tecnologías en todos los ámbitos del conocimiento”.
Por todo ello, considera que en las distintas conferencias y seminarios no se ha demonizado a la IA ni convertido en la serpiente tentadora que desencadenó la crisis del jardín primigenio. Al contrario: “la IA es parte de la solución de nuestro mundo contemporáneo y ojalá que la Teología no se escore en una especie de defensa irracional ante ella y se deje ayudar por lo que puede ofrecerle”, señala Francisco José Ruiz.
Crear una IA buena
Añadió que en las Jornadas también se pudo ver que la IA precisa de la ayuda de perspectivas como la de la Teología si queremos que sea una IA… buena. En el fondo, en esa complicada relación que existe entre el ser humano y la tecnología, no hay que olvidar que esa relación es una emisión continua de proyecciones y transferencias del inventor en lo inventado. Y, lo sabemos, el invento puede terminar modelando a su inventor…
Al respecto, el decano manifestó que la Teología que se quiere desarrollar en la Universidad quiere estar presente en ese margen estrecho que separa al ser humano de la máquina. Porque “la sabiduría teológica tiene algo que decir sobre cómo detectar y respetar qué es lo propiamente humano que no deberíamos manipular bajo ningún concepto, so pena de hacernos una herida profunda”, manifiesta.
“Con otras palabras, para que lo entienda bien, a la IA hay que decirle que el ser humano es una caja negra: sólo que justamente eso es su don más preciado, su libertad. Quién sabe si la IA, después de todo, nos está haciendo el extraordinario favor de avisarnos de que deberíamos cuidar más esa caja negra, para que nunca la confundamos precisamente con ella, con nuestro invento: con la IA”, concluyó.
Programa
Las Jornadas se abrieron el 25 de marzo con la mesa redonda “Inteligencia Artificial: aportaciones y desafíos a la condición humana”, moderada por María José Schultz, de la Facultad de Teología. En ella participaron Andoni Eguiluz, de la Facultad de Ingeniería; Olga del Orden, de Deusto Business School; Francisco Javier Martínez, de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas; y Eusebio Pérez, de la Facultad de Teología. Durante el debate, los ponentes analizaron el impacto de la IA en la sociedad y en la comprensión del ser humano, resaltando la importancia de una reflexión interdisciplinar para abordar sus implicaciones.
El 26 de marzo, la profesora Sara Lumbreras Sancho, de la Universidad Pontificia Comillas, impartió el seminario “La identidad del ser humano a la luz de la inteligencia artificial”, en el que exploró cómo las tecnologías emergentes están redefiniendo el concepto de identidad y subjetividad. Por la tarde, en la conferencia “Inteligencia artificial y humanismo cristiano”, cuestionó si el desarrollo de la IA puede contribuir a mejorar las condiciones humanas o si, por el contrario, representa un riesgo para la libertad, la dignidad y la singularidad de la persona.
El último día de las jornadas, el 27 de marzo, Lluis Oviedo Torró, de la Pontificia Università Antonianum de Roma e Instituto Teológico Franciscano de Murcia, ofreció el seminario “El impacto plural de la inteligencia artificial en la teología”, en el que analizó las diversas perspectivas desde las que se puede abordar la relación entre IA y fe. En su conferencia de clausura, titulada "Inteligencia artificial: retos a la visión cristiana de la persona", subrayó la necesidad de comprender a fondo los desafíos de la IA para adaptar el mensaje cristiano a los nuevos entornos tecnológicos, haciendo especial hincapié en el llamado “problema del alineamiento”, considerado por muchos expertos como una de las grandes cuestiones que plantea el desarrollo de la IA.